Tweetaca

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Cuando emprendas tu viaje hacia Tweetaca
ruega porque la ballena, oh Jonás, no te trague.
No has de temer ni trolligones ni unfollowers,
ni la cólera de los censores orientales.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu tuiteo se toma lo exquisito con gracia,
y penetran en tu alma y tu cuerpo
albures de ingenio.
Ni trolligones ni unfollowers
ni orientales feroces podrán encontrarte
si no tienes un poco de troll, ardilla
y poeta exquisito en tu propio timeline,
si tu timeline no los conjura contra ti mismo.

Debes rogar que el viaje sea largo
y largas las noches con los mejores de tus listas;
que te vean arribar con gozo al tuiteo,
a puertos del idioma que antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los bazares de @Frank_lozanodr
y apreciar su productividad, que macro ansías;
que de @MarcoColin y @Corolarios conozcas
número y animales reversibles.
Que acudas a los ágoras de @ciervovulnerado
y @vayalocura, para aprender de quienes saben.
Que si @deahi y @r3ivajx y @porcupino
le desatan la cordura al cordaje del idioma
tengas estrellas suficientes para regalarlos.

Conserva siempre en tu timeline la idea de Tweetaca:
vivir ahí, he aquí tu destino.
Mas no abundes las arcas de seguidos mediocres
buscando que su followback aliente las tuyas:
que llegues, ya viejo (en meses) a procurarte un timeline
sustancioso, y que los followers, vengan o vayan,
pero no te aparten de tu ruta. A todos ellos
los habrás ganado -o perdido- en el camino.
No has de esperar que Tweetaca te enriquezca:
Tweetaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ella, jamás habrías tuiteado;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Tweetaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya de qué están hechas las Tweetacas.