domingo, 14 de febrero de 2010

Asuntos menores

1.

Los géneros literarios son la ficción más perversa que la literatura ha creado al respecto de sí misma. Han servido durante milenios para explicar el funcionamiento de las obras literarias según modelos de composición, características formales y tradiciones discursivas. En la línea de la ya abjurada gramática generativa, casi se podría hacer la historia de los géneros literarios según las intenciones comunicativas de sus autores; así, uno aprende a pensar que en la poesía existen versos de  "arte mayor" para los asuntos importantes (la muerte, la guerra, los dioses...) y los de "arte menor" para las cosas del pueblo, para los asuntos de segunda categoría -como si la vida cotidiana, el lugar donde la gente pasa la mayor parte del tiempo fueran una zona de la experiencia vital subordinable a las cosas, así llamadas, serias. Como si, mientras se viven las pequeñas pasiones privadas, uno estuviera jugando.

2.

Siempre me perturbó el hecho de que la Divina Comedia o la Comedia humana no fuesen ni por mucho eso. No pasé noches bajando por los círculos del Infierno muriéndome de risa. Sabemos ahora que "comedia" tiene en estas obras acepciones muy particulares, sin embargo el equívoco resiste: no se puede hacer una obra de notable calidad sin una notable cantidad de páginas; la extensión, parecemos creer, es igual a calidad, a acierto. Casi, a nobleza.

3.

La cosa es más o menos así: los poemas son cortos (aunque hay algunos muy largos); el cuento es largo pero no tanto como una novela (aunque existan cuentos cortos); la novela es monumental, a menos que sea una noveleta o novela corta (que debería tener alguna diferencia notable con respecto al cuento largo, suponemos); el ensayo, piensa (aunque el ritmo del fraseo se empape de contenido y nos lo haga transmisible sensorialmente); etc.

4.
Si tomamos como punto de partida que la división entre géneros ha obedecido más bien a convenciones sociales o editoriales veremos la existencia de géneros híbridos no como un divertimento o un capricho, sino como un modelo diferente de exploración. Alan Mills, me parece que en una entrevista (otro género híbrido) hace notar que su ¿poemario? Síncopes se vendió en algunas librerías en la zona destinada a las novelas. Para ampliar la confusión (un género por mérito propio en Mills), Síncopes es un poema en prosa que abreva de lo histórico, lo anecdótico y lo popular, con división capitular (no siempre) no necesariamente consecutiva o narrativa.

5.

Lo que debe tenerse en la mira, desde mi punto de vista, sería no la reivindicación o maestría de uno o varios géneros, sino la construcción de una escritura, entendida como una mezcla de estilo y circunstancia. Si lleváramos a lo hiperbólico el dicho "Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar" podríamos pensar en que la escritura así entendida debería inaugurar y extinguir el género que la soporta. Los casos afortunados son relativamente pocos y por todos conocidos (en Beckett, Joyce, etc.) 

6. y último

Me gustaría pensar que este breve escrito no entra dentro del "centauro de los géneros" (Reyes dixit), el ensayo; que linda sin embargo con el manifiesto y la confesión; que asume una postura como el discurso político pero que no apela a razones ideológicas como el panfleto ni a hermenéuticas metafísicas como el discurso filosófico o la novela rosa. Me gustaría pensar que los breves textos que postearé aquí estarán escritos desde la intención comunicativa de llevar el capricho a un modelo formal de representación, del berrinche como exegética del sentido, del albur como erótica. Me gustaría pensar que este blog será un laboratorio secreto para jugar a la twiteratura, al palíndromo, al aforismo, a la capicua, al calambur, a todos esos nombres deliciosos que suenan a animales extintos; hacer novelas de una página (o 140 caracteres), poemas sin palabras, monstruos divertidos, totems de circunstancia, haikús epopéyicos. Y cierto del fracaso que supone toda representación y toda escritura que atenta contra su capital de subversión ciñéndose a reglas que habría de oportunamente desoír, este manifiesto

no tiene una firma ilegible al calce.

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